La historia de como el diablo logró pacificar a dos pueblos colombianos
La historia de como el diablo logró pacificar a dos pueblos colombianos
Hace más de un siglo en dos pueblos al noroccidente del país, la figura del diablo logró que el conflicto cesara. Desde entonces realizan una fiesta bianual en su honor.
Avast!
Esta semana traemos una nota cultural acompañada de fotografías exclusivas hechas por nuestra pirata Daniela que está por el noroccidente del país trabajando en varias historias. Además es nuestra segunda entrega los días miércoles, que esperamos les esté siendo más útil para mantener informados.
Gracias por leernos y sin más dilación, ¡vamos con el reportaje de esta semana!
La historia de como el diablo logró pacificar a dos pueblos colombianos
Hace más de un siglo en dos pueblos al noroccidente del país, la figura del diablo logró que el conflicto cesara. Desde entonces realizan una fiesta bianual en su honor.
En lo que hoy se conoce Riosucio, un pequeño pueblo del noroeste de Colombia, antes no había un pueblo, sino dos. Por un lado estaba ‘La Montaña’ un pueblo indígena y al otro ‘Quiebralomo’, de habitantes afrodescendientes cuyos antepasados eran antiguos esclavos. Ambos pueblos vivían en eterna disputa. Pero a partir de un acto de pacificación en 1819, donde unieron ambos pueblos y crearon Riosucio como muestra de paz, el pueblo se volvió único en su tipo en Colombia, pues gracias a esa fusión cuentan con dos iglesias y dos parques principales. Un detalle sin igual en el país.
Eso es lo que cuenta la historia y cómo se explica el origen de la fiesta que celebra al ‘Diablo’ supuesto artífice de esta pacificación. Después de enfrentarse durante décadas, los sacerdotes de la parroquia de cada pueblo amenazaron a los pobladores con la condena eterna si seguían enfrentándose. De tal forma que se estableció un pacto de paz entre ambos, lo que generó que terminaran compartiendo su territorio y celebrando en torno a las llamadas fiestas de Reyes -- que tienen lugar los primeros días del año - . Con el paso de los años la celebración mutaría convirtiendo al Diablo en el centro del festejo, para recordarles el destino a los que los llevaría la violencia.
Inspirada en las tradiciones de cada pueblo, la imagen del diablo ha sido una mezcla de rasgos indígenas y africanos. La fiesta además ha tenido mucha influencia de las danzas ancestrales y ceremoniales africanas, una combinación que desde entonces ha dado origen a una fiesta rica en sincretismo cultural. Pero más allá de su origen y valor histórico, este Carnaval tiene un importante componente político.
El carnaval más antiguo del país, se celebra del 5 al 10 de enero, y para su más reciente edición contó con escultura más grande del Diablo jamás construida. Una obra que fue bautizada como "Su Majestad Sata". La figura medió más de 6 metros de altura y fue diseñada por un artista local. La costumbre dicta que al final del Carnaval se queme la estatua, pero a veces, si la escultura es muy popular, los residentes la perdonan y queman una réplica en su lugar, como ocurrió este año.
De acuerdo a información del Museo del Carnaval, ubicado en el pueblo, las únicas veces que el Carnaval no se ha celebrado fueron durante la pandemia por la llamada ‘gripe española’, a mitad del siglo pasado por la violencia bipartidista en Colombia y la última, hace dos años producto del confinamiento por el COVID-19.
Durante los días que dura la fiesta se llevan a cabo varias actividades, desde conciertos, alboradas animadas con pólvora, hasta numerosos desfiles integrados por comparsas. Cada una de ellas tiene una temática de disfraces, usualmente ligada a la biodiversidad de la zona o al origen de quienes la componen que vienen de otros lugares del país o son oriundos de Riosucio pero han migrado. Incluso, en otro aparte del festival, las denominadas ‘cuadrillas’ (grupo de 12 personas disfrazadas) van a diferentes casas del pueblo a declamar algún escrito. En su mayoría asociados a criticar la corrupción, la violencia o a exaltar la naturaleza.
Los nadies y su statement dentro de la fiesta
Adicional a esta programación oficial, los ‘parias’ del pueblo se convierten en los propios disidentes del Carnaval. Desde hace 35 años y en cabeza de ‘Beto’ como le dicen al hombre que inició esta idea, se realiza una escultura femenina: la diabla.
‘Beto’ cada Carnaval se junta con los marginados de la oficialidad de la fiesta. Los barristas, los borrachos y los más empobrecidos se únen y de manera artesanal gracias a donaciones construyen una escultura de aproximadamente 4 metros. Todo en ella lo fabrican de manera autónoma, secan la pintura con un secador de pelo o usan cabuya para el pelo de la ‘Diabla’. Según un riosuceño muy cercano a Beto, la idea de este hombre surgió inspirada en el concepto de ‘los descamisados’ - como se les llamó a los trabajadores urbanos claves en las luchas sociales y transformaciones que acompañaron el proceso de industrialización liviana en Argentina y que apoyaban a Juan Perón, fundador del peronismo, un movimiento social significativo en la historia de su país.
Aunque inicialmente a la mayoría de los habitantes del pueblo les parecía un ‘irrespeto’ y lo veían con malos ojos, con los años Beto, su diabla y sus amigos, se han ganado un espacio en el Carnaval. Tanto así que al final del festejo, cuando se quema el Diablo oficial, luego se quema la diabla que se haga para esa edición. Con el paso del tiempo ya quienes van al festival esperan la salida de la Diabla, la aplauden y la ven como un componente significativo.
El regreso de la festividad este año fue crucial para la economía de este municipio que pese a que es agricultor y cafetero, tiene como columna vertebral de ingresos al Carnaval que acoge alrededor del doble de personas que sus habitantes. Quizá por esto también los oriundos de este pueblo han construido su identidad con base a esta tradición, le han hecho el quite a la violencia paramilitar de la región y todos se saben de principio a fin los canticos que se cantan por las calles del pueblo. Y, a todos los fóraneos que llegan a su tierra natal, no dejan de enseñarle los más importantes. Así miles marchamos por sus calles y a su son repetimos: “Salve, Salve, placer de la vida. Salve, salve, sin par Carnaval”.
NOTICIAS CASTELLANAS
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