Los ataques de Petro a FLIP avivan la preocupación internacional
Colombia es uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas: una campaña de desinformación contra sus protectores suscitó criticismo internacional
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, lleva semanas enzarzado en una pelea pública con la principal organización de defensa de los periodistas del país, la Fundación para la Libertad e Independencia de la Prensa (FLIP).
No es la primera vez que Petro pasa a la ofensiva contra los periodistas o la FLIP. Pero el catalizador de esta última pelea entre el hombre más poderoso de Colombia y una de las pocas organizaciones que protegen a los periodistas en un país que se sitúa en el tercio inferior de las libertades de prensa en todo el mundo fue una serie de artículos sobre la supuesta corrupción de ex miembros del gabinete de su administración.
En Twitter, Gustavo Petro calificó los artículos como "periodismo del Mossad", sugiriendo que la periodista que los escribió, María Jimena Duzán, estaba involucrada en una campaña coordinada de desinformación para dañar a su gobierno. También pidió a la FLIP que persiga a los periodistas que publican lo que él ha llamado a menudo "fake news" (noticias falsas), un término popularizado por el expresidente estadounidense Donald Trump.
El 26 de junio, la FLIP emitió un comunicado en el que expresó su preocupación por los señalamientos que Petro ha emitido contra medios y periodistas que investigan presuntos actos de corrupción de personas cercanas a su equipo de gobierno.
"Reiteramos nuestra preocupación por la estrategia que mantiene el presidente Gustavo Petro de desprestigiar y estigmatizar la labor de los periodistas y medios de comunicación que vigilan la gestión de su gobierno, desconociendo así su obligación como mandatario de propiciar un clima óptimo para el ejercicio de la labor periodística", señaló la Fundación.
"La libertad de prensa y la libertad de expresión son derechos fundamentales que deben ser garantizados por el Estado y ejercidos con responsabilidad", continuó la FLIP en su comunicado.
Ser periodista local en Colombia es un trabajo mortal
Colombia es uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas, especialmente para los locales que investigan los nexos entre grupos criminales y políticos en zonas asoladas por el conflicto. En los últimos 19 meses han asesinado en Colombia a cinco de estos periodistas, en represalia por su trabajo. Otros dos asesinatos de periodistas están siendo investigados por circunstancias menos claras.
Pero en lugar de retractarse de sus comentarios tras la declaración de la FLIP, Petro redobló la apuesta con nuevos ataques públicos. A partir de ahí, miles de mensajes desinformando o estigmatizando a la FLIP fueron enviados por seguidores del presidente, influenciadores digitales, congresistas de su partido (Pacto Histórico) y funcionarios designados por el gobierno, algunos de los cuales Petro amplificó en su cuenta de Twitter.
En los días siguientes, sugirió que debido a que uno de los fundadores de la FLIP, que no forma parte de la organización desde hace más de 20 años, ha sido acusado de vínculos con organizaciones paramilitares, la FLIP debe ser intrínsecamente corrupta. También se refirió repetidamente a los periodistas que se oponían a las falsas acusaciones como "neonazis".
También afirmó, falsamente, que la organización nunca había hecho pública una declaración condenando la muerte de 158 periodistas en Gaza. Sí lo han hecho.
Cuando los periodistas de todo el espectro político empezaron a unificarse en torno a la FLIP, redobló los ataques en lugar de dar marcha atrás. Durante una tormenta de tweets de 5 días sobre el tema, atacó públicamente a un periodista independiente que escribe para el periódico de centro-izquierda El Espectador que estaba tratando de aclarar la confusión, y calificó las falsas acusaciones de peligrosas.
Las acusaciones llevaron a algunos de los millones de seguidores del presidente a acosar, y a veces incluso amenazar, a periodistas que han hablado claro sobre la libertad de prensa en el país.
La lucha se internacionaliza
"Creo que esta indignación popular proviene de un malentendido fundamental sobre lo que hace la FLIP", dijo Adriaan Alsema, editor y fundador de Colombia Reports.
"Todos los días, la organización ayuda a periodistas de zonas en conflicto a solicitar protección al Estado, entrega chalecos antibalas y cascos a quienes cubren disturbios y altercados civiles, proporciona recursos jurídicos a periodistas acusados de difamación por políticos corruptos" y otras acciones que ayudan a periodistas que se enfrentan a amenazas físicas o jurídicas, incluido dinero para hoteles y viajes cuando los periodistas locales que se enfrentan a amenazas inmediatas se ven obligados a huir como consecuencia de su trabajo, declaró a PWS.
A medida que se intensificaba la batalla pública, instituciones de dentro y fuera del país emitieron comunicados en los que expresaban su preocupación por las acciones de Petro. La Fundación Paz y Reconciliación (PARES), una ONG colombiana que aboga por la implementación de la paz en Colombia, emitió un comunicado en el que recordaba al presidente que "la FLIP tiene una larga trayectoria en la protección de periodistas sin importar quién sea el presidente".
Reporteros sin Fronteras (RSF), ONG internacional que hace un seguimiento de la libertad de prensa en el mundo, ha manifestado que la organización "rechaza categóricamente" las declaraciones de Petro, así como "cualquier acoso" a periodistas.
El Comité para la Protección de los Periodistas, (CPJ, por sus siglas en inglés), también emitió un comunicado en el que expresaba su preocupación por que "el discurso estigmatizador de Petro contra la prensa y los periodistas anime a otras autoridades y a sus partidarios a hacer lo mismo, poniendo en riesgo las investigaciones sobre asuntos de interés público."
Petro no respondió inmediatamente a las declaraciones.
Libertad de prensa en Colombia
Colombia lleva mucho tiempo luchando contra la libertad de prensa, no sólo por las amenazas físicas de los grupos criminales, sino también por la opresión institucional del Estado colombiano. Según RSF, el país ocupa el puesto 119 de 180 países del mundo.
Además de la represión física, que ha incluido escuchas telefónicas a periodistas por parte de los servicios de inteligencia y agresiones físicas bajo anteriores gobiernos, RSF también identifica el control hegemónico de los grandes medios de comunicación corporativos propiedad de donantes de derechas como un problema para la libertad de expresión.
Algunos de esos medios de comunicación, en particular columnistas de grandes medios de propaganda de la derecha, han publicado artículos de opinión poco fundamentados en los que lanzan acusaciones descabelladas contra la administración Petro.
"Hay buen periodismo y mal periodismo, como en todas las profesiones, dijo Ana Cristina Restrepo, presidenta de la junta directiva de la FLIP. "Pero la libertad de prensa es una marca de la democracia".
Laura Bonilla, subdirectora de PARES, dijo que la misión de la FLIP "no es controlar la prensa, ni su calidad, sino defender la libertad de prensa".
"Es cierto que Colombia ha tenido unos medios de comunicación muy complacientes con el poder, pero al mismo tiempo periodistas valientes, honestos y éticos", han arriesgado sus vidas para denunciar las fechorías del Estado.
La libertad de prensa bajo Petro ha mejorado en comparación con el anterior gobierno de Iván Duque, criticado por la represión policial generalizada de periodistas durante un paro nacional en 2021 (fenómeno bien documentado por la FLIP), así como por el espionaje a periodistas críticos con su administración.
Cuando Duque dejó el cargo, el país ocupaba el puesto 134 en el ranking mundial, una posición que Petro ha mejorado, en contraste con anteriores gobiernos en Colombia, simplemente por no agredir físicamente a los periodistas.
Pero el riesgo es que la estigmatización y demonización de toda la profesión periodística por parte del Gobierno Nacional envíe una señal de impunidad para las acciones contra los periodistas como individuos, revirtiendo esos logros.
Petro prometió en campaña acabar con estas prácticas. Ahora tiene la oportunidad de hacerlo. O podría adoptar la estrategia de los hombres fuertes de América Latina, como Bukele y Ortega, que intimidan a las voces críticas, a veces hasta el exilio.
La elección es suya.