El Departamento de Estado de los EE. UU. afirmó durante años que las campañas de fumigación de “erradicación de cultivos” con RoundUp no estaban dañando a los ciudadanos colombianos, pero se negó a proporcionar información sobre los ingredientes, las concentraciones o las condiciones de aplicación de los herbicidas. Aparentemente, los fabricantes no están obligados a publicar fórmulas exactas. El RoundUp utilizado en Colombia era más concentrado y se aplicó en dosis mayores que las recomendadas en las etiquetas del fabricante. Al menos hasta alrededor de 2004, la mezcla contenía típicamente 41 % de glifosato, 14 % de surficante y 44,5 % de agua. En los EE. UU., la concentración de glifosato es del 1,6 % al 7 %.
Los surfactantes ayudan en un clima tropical húmedo a esparcir el químico en las plantas de manera uniforme y aumentar la toxicidad. Se piensa que los tensioactivos utilizados eran polioxietilenamina (POEA) o Cosmo-Flux 411-F, fabricados por la empresa colombiana Cosmoagro. Particularmente estos tensioactivos aumentan enormemente la toxicidad. Para uso agrícola, Monsanto recomienda equipo de protección, tanto ropa como máscaras. Las propias etiquetas de Monsanto advierten contra la aplicación del herbicida para evitar “que entre en contacto con los trabajadores u otras personas, ya sea directamente o por corrientes de aire". La etiqueta también pide a los agricultores que retiren el ganado antes de la fumigación, que esperen de dos a ocho semanas para cosechar los cultivos, y otras advertencia. Estas fumigaciones, que típicamente se realizan desde cien pies de altura más o menos, es un problema constante debido a las corrientes de aire, y las poblaciones nunca reciben aviso previo. La aplicación de RoundUp no afectó sustancialmente el suministro de cocaína a largo plazo. ¡Sin embargo, eso no fue por falta de acción! El financiamiento estadounidense para la fumigación aérea ascendió a $66 millones de dólares en 2008. Y continuaron los años de fumigación constante. El cultivo de coca disminuyó inicialmente de 2001 a 2003, pero luego aumentó hasta 2007 a medida que se expandía la erradicación. En los últimos años se han visto niveles récord de cosecha. Los rendimientos han mejorado. Los cultivadores de coca también han aprendido a esconder las hojas, a lavarlas de manera efectiva justo después de la fumigación, a podar los cultivos y a mudarse a nuevas áreas en un proceso llamado “triple deforestación”. Aun así, la erradicación fue posible, pero a un costo asombroso para los contribuyentes de los Estados Unidos. Un estudio realizado por dos economistas de la Universidad de los Andes sugirió que extraer 1Kg de cocaína de los mercados minoristas le costaría a EE. UU. aproximadamente $940.000 dólares. La Oficina General de Contabilidad de EE. UU., en un mordaz informe de ochenta páginas publicado en 2018, sugirió que la interdicción por vía marítima, en lugar de los intentos de erradicación aérea, podría haber tenido un impacto más efectivo en el suministro de cocaína. Nadie prestó atención Miles de colombianos se han quejado formalmente de las fumigaciones aéreas con RoundUp. El rechazo sistemático de los reclamos de compensación de las comunidades rurales exige un cuestionamiento. El aparato investigativo ha generado opacidad y arbitrariedad. Casi nadie en áreas remotas ha podido cumplir con las exigencias de las pruebas. Un problema integral es que la agencia del gobierno colombiano, que en el pasado tramitó las denuncias, es la misma agencia encargada de la fumigación. Esto deberá cambiar eventualmente si se implementa una comisión de ""verdad y reconciliación" donde participen todas las partes involucradas en las diversas luchas armadas. Los agricultores necesitan reparar y transformar sus vidas y tierras degradadas químicamente. Los más comúnmente reportados efectos en la salud humana causados por la fumigación aérea fueron fiebre, llanto incontrolable en los niños, irritación ocular de leve a grave, irritación gastrointestinal, irritación cutánea y bronquial, inflamación testicular y mareos. La exposición al glifosato antes de la concepción se correlaciona con abortos espontáneos durante el primer trimestre del embarazo. Los críticos de este artículo argumentarán que el campo colombiano se caracteriza por problemas endémicos nutricionales y de salud, típicos de la vida rural por la falta de acceso a atención médica regular. Es cierto, por supuesto, que los colombianos que viven en estas áreas ya sufren de mayor mortalidad, desnutrición y pobreza. Sin embargo, cualquier análisis razonable debe reconocer que la destrucción de cultivos de subsistencia como la mandioca, el banano, la palma, la caña de azúcar y el maíz, además de los arroyos, ríos y lagos envenenados con sus poblaciones de peces autóctonos, exacerba todos los desafíos de la vida rural en un país pobre.
Pero la compensación a los cientos de miles de colombianos afectados ha sido casi nula, según todas las fuentes que pude encontrar. A nivel del individuo expuesto a la fumigación aérea, el peor daño de la exposición crónica solo se puede ver después de un largo período de tiempo, a menudo años o incluso décadas. Monsanto se ha quejado durante mucho tiempo de la falta de estudios epidemiológicos para las poblaciones que se ven perjudicadas por la exposición al RoundUp. El Gobierno de los Estados Unidos y Monsanto (ahora Bayer) deberían financiar esas evaluaciones en Colombia. Aunque el glifosato no se acumula en el cuerpo, hay muchas razones para creer que los efectos son graves. Un estudio de la Universidad de Washington de 2018 encontró que los trabajadores agrícolas expuestos regularmente a RoundUp tenían un 40 % más de probabilidades de desarrollar linfoma non-Hodgkin (LNH). El LNH es un tipo de cáncer que se desarrolla en el sistema linfático y hace que los tumores crezcan a partir de los linfocitos, un tipo de glóbulo blanco. Se puede propagar a las amígdalas, el bazo y la médula ósea. A principios de este año, los principales científicos del gobierno de EE. UU. publicaron en el Journal of the National Cancer Institute que, en 2.000 muestras de orina, los altos niveles de glifosato promueven el "estrés oxidativo"; en otras palabras, los cánceres hematológicos como el linfoma, el mieloma y la leucemia. Existe un cuerpo cada vez mayor de evidencia científica de las consecuencias insidiosas de las continuas aplicaciones masivas de RoundUp. Durante años, Monsanto obtuvo ganancias de la fumigación aérea en Colombia haciendo la vista gorda ante las enfermedades crónicas resultantes del RoundUp. Una nueva investigación está demostrando que los efectos directos del RoundUp en los humanos son nefastos, ya que el glifosato daña los microorganismos intestinales que nuestro cuerpo usa para sintetizar los aminoácidos que construyen las proteínas del cuerpo. Esto afecta todo, desde las funciones hepáticas y renales hasta la fertilidad y la autoinmunidad Bayer ya no puede camuflar la delincuencia con ciencia barata. El mundo espera una valoración honesta de todos los aspectos de la fallida política de fumigación aérea. En pocas palabras: la fumigación no ha hecho casi nada para disuadir a las personas que viven en los territorios no gobernados de Colombia de cultivar coca. Ha difundido la producción en otros lugares por el “efecto balón”, incluso en los países vecinos. La guerra química ha expandido la deforestación a importantes locales críticos de biodiversidad en la cuenca del Amazonas. En ese esfuerzo, los EE. UU. y las corporaciones estadounidenses como Monsanto han hecho un gran daño a cientos de miles de ciudadanos colombianos.
La seguridad alimentaria y las alternativas a la vida de subsistencia en Colombia son áreas en las que el gobierno de los EE. UU. debería haber prestado atención tanto con fondos como con conocimientos. En cambio, la fumigación aérea equivocada con RoundUp mostró una gran impunidad y ha producido una tragedia humana incalculable. No es demasiado tarde para la rendición de cuentas.
¿Crimen revisado y sin castigo? La lucrativa impunidad de la fumigación con hoja de coca de Monsanto en Colombia
¿Cuánto dinero debería pagarle Monsanto a Colombia? Un gobierno debería poner la demanda en nombre de la gente y el agua de nuestro país.
Gustavo Petro - 14 de mayo de 2019
En el gobierno nuevo no habrá una sola gota de glisofato que se arroje sobre las tierras de nuestra patria. Gustavo Petro - 14 de abril de 2021
El ex-alcalde de Bogotá y luego congresista, Gustavo Petro, fue elegido presidente de Colombia en junio de 2022. Como resultado, el país finalmente está a salvo de las políticas patrocinadas por el gobierno de los EE. UU. de inundar el país con el herbicida RoundUp (glifosato) por fumigación vía aérea para eliminar las plantas de coca. Colombia sigue siendo el único país del mundo que ha permitido este tipo de fumigación de cultivos para la producción de drogas.
El antecesor inmediato del presidente Petro, Iván Duque, había pedido la reanudación de lo que razonablemente debe llamarse guerra química. De hecho, en los últimos dos años, Colombia ha enfrentado una creciente presión de los Estados Unidos para reiniciar la fumigación aérea. Uno tras otro, embajadores de los Estados Unidos han declarado que la suspensión de la fumigación aérea pondría en peligro la ayuda y los préstamos al país. “Van a tener que fumigar”, le dijo el expresidente estadounidense Donald Trump al expresidente Duque en la Casa Blanca el 2 de marzo de 2020. Luego, en 2021, un alto funcionario estadounidense comentó que la reanudación de las fumigaciones aéreas en Colombia sería "muy bienvenida". Debido a la necesidad de Colombia de apoyo contra insurgentes y paramilitares poderosos y fuertemente armados en una guerra civil de décadas, el país ha sido vulnerable a prácticamente toda demanda de política impuesta por el gobierno de los Estados Unidos. Siguiendo la despiadada política “guerra contra las drogas”, el gobierno del país del norte ha gastado miles de millones de dólares en Colombia, no solo en RoundUp sino también en pilotos y mecánicos contratistas, helicópteros de escolta policial, combustible, equipos de búsqueda y rescate y otros costos relacionados con la fumigación. La política fracasó en reducir la producción de hoja de coca y la tragedia humana sufrida por los ciudadanos colombianos. Antecedentes: Colombia ha sido durante muchos años el mayor productor mundial de cocaína. Los grupos armados de guerrilleros insurgentes y contrainsurgentes se han financiado en gran medida con las ganancias obtenidas de la industria ilegal de narcóticos. Los centros de producción de coca han estado en áreas de la costa del Pacífico en general lejos de la presencia del gobierno nacional, por ejemplo, los estados fronterizos de Putumayo, Cauca y Nariño. La hoja de coca es la primera etapa en la relativamente simple producción de cocaína. Las hojas se rocían con cemento, luego se pulverizan y se sumergen durante horas en barriles de queroseno y agua. El cemento, que es alcalino, permite extraer el alcaloide de la cocaína presente en la hoja en el queroseno.
Luego la mezcla se pone en baldes donde gradualmente se agregan ácido sulfúrico y bicarbonato de sodio. El resultado dañino para el medio ambiente es una escoria que se seca, conocida como base de coca, y que contiene aproximadamente un 50% de cocaína. Para los agricultores pobres, es un cultivo comercial fácil que les ayuda a sobrevivir. Eso, sin embargo, está lejos del final de la historia. El gobierno de los Estados Unidos y Monsanto (ahora Bayer), el principal proveedor de RoundUp, deben rendir cuentas por el daño infligido durante más de dos décadas a la salud humana y por el ecocidio general en el territorio de una nación soberana. RoundUp es un herbicida no selectivo de amplio espectro que las hojas absorben, matando lentamente la planta al inhibir la producción de aminoácidos esenciales. A partir de 1999, los pilotos contratistas estadounidenses y la policía colombiana echaron grandes dosis de Roundup, en una mezcla de glifosato y surficantes, sobre 4.420.000 acres de territorio colombiano (1.790.000 hectáreas, un área más grande que Connecticut y más pequeña que Nueva Jersey), afectando a miles de campesinos colombianos con un brebaje de brujas que tanto el gobierno de los Estados Unidos como Monsanto afirmaron—falsamente—ser inofensivo para la salud humana. Finalmente, a raíz de iniciales preocupaciones sobre la salud, la fumigación aérea se redujo en 2015 cuando la Organización Mundial de la Salud reclasificó el glifosato como un "probable carcinógeno" para humanos. Sin embargo, no fue sino hasta finales de 2015 que la policía antinarcóticos de Colombia agotó las reservas de glifosato existentes.
Al leer los documentos de las demandas sobre la exposición al glifosato que afirman que el herbicida es cancerígeno, todos presentados en los EE. UU. por ciudadanos estadounidenses, es notablemente fácil apreciar las campañas de relaciones públicas desmesuradas de Monsanto para minimizar la percepción del público de los efectos negativos en la salud y distorsionar la información científicamente probada a través de artículos de falsos autores en revistas de ciencias. Los propios documentos internos de Monsanto, hechos públicos por Baum, Hedlund, Aristel & Goldman—la firma de abogados que representó al jardinero de una escuela de California, en la primera demanda importante contra Monsanto—dejan en claro que Monsanto ocultó el posible daño de RoundUp a la salud humana durante años. El objetivo aparente de la empresa era manipular el proceso regulatorio para poder seguir vendiendo un producto que, según la propia investigación de la firma, podría ser peligroso. Las relaciones demasiado estrechas de la compañía con los reguladores de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) todavía son francamente chocantes. Sus maniobras tuvieron éxito en asegurar que las decisiones de la EPA hicieran que el Departamento de Estado pudiera certificar ante el Congreso que RoundUp no representaba un "riesgo irrazonable para la salud de los humanos". Un jurado de California otorgó $289 millones al jardinero Dewayne "Lee" Johnson, quien afirmó que el RoundUp le causó cáncer. Posteriormente, la indemnización se redujo a 78.5 millones de dólares, pero fue solo el comienzo de una avalancha de demandas en EE. UU. contra Monsanto. Las comunicaciones internas de Monsanto, a las que se hace referencia en el litigio y publicadas como The Monsanto Papers, verifican que aproximadamente el 10% de las ganancias de la compañía, aproximadamente $ un mil millones de dólares en 2008, provinieron de las ventas de Roundup. ¡El nuevo propietario de Monsanto, Bayer, necesitará los ingresos! Más de 4.000 demandas por lesiones personales y muerte por negligencia afirman que RoundUp causó el linfoma non- Hodgkin. Este verano, la mayoría de esas demandas todavía estaban abiertas en los tribunales federales de varios distritos de California. El Departamento de Estado de los EE. UU. afirmó durante años que las campañas de fumigación de “erradicación de cultivos” con RoundUp no estaban dañando a los ciudadanos colombianos, pero se negó a proporcionar información sobre los ingredientes, las concentraciones o las condiciones de aplicación de los herbicidas. Aparentemente, los fabricantes no están obligados a publicar fórmulas exactas. El RoundUp utilizado en Colombia era más concentrado y se aplicó en dosis mayores que las recomendadas en las etiquetas del fabricante. Al menos hasta alrededor de 2004, la mezcla contenía típicamente 41 % de glifosato, 14 % de surficante y 44,5 % de agua. En los EE. UU., la concentración de glifosato es del 1,6 % al 7 %.
Los surfactantes ayudan en un clima tropical húmedo a esparcir el químico en las plantas de manera uniforme y aumentar la toxicidad. Se piensa que los tensioactivos utilizados eran polioxietilenamina (POEA) o Cosmo-Flux 411-F, fabricados por la empresa colombiana Cosmoagro. Particularmente estos tensioactivos aumentan enormemente la toxicidad. Para uso agrícola, Monsanto recomienda equipo de protección, tanto ropa como máscaras. Las propias etiquetas de Monsanto advierten contra la aplicación del herbicida para evitar “que entre en contacto con los trabajadores u otras personas, ya sea directamente o por corrientes de aire". La etiqueta también pide a los agricultores que retiren el ganado antes de la fumigación, que esperen de dos a ocho semanas para cosechar los cultivos, y otras advertencia. Estas fumigaciones, que típicamente se realizan desde cien pies de altura más o menos, es un problema constante debido a las corrientes de aire, y las poblaciones nunca reciben aviso previo. La aplicación de RoundUp no afectó sustancialmente el suministro de cocaína a largo plazo. ¡Sin embargo, eso no fue por falta de acción! El financiamiento estadounidense para la fumigación aérea ascendió a $66 millones de dólares en 2008. Y continuaron los años de fumigación constante. El cultivo de coca disminuyó inicialmente de 2001 a 2003, pero luego aumentó hasta 2007 a medida que se expandía la erradicación. En los últimos años se han visto niveles récord de cosecha.
Not sure why you're putting the accent over the a in Cúcuta.
Ah. Because I was writing at 3 in the morning and I am an idiot. Thank you for pointing that out. I will correct it now
Very good. Thanks once again. Word of the week, Toche. Guao! Difícil! But thanks. Use with care.
With MUCH care jajajaj
El Departamento de Estado de los EE. UU. afirmó durante años que las campañas de fumigación de “erradicación de cultivos” con RoundUp no estaban dañando a los ciudadanos colombianos, pero se negó a proporcionar información sobre los ingredientes, las concentraciones o las condiciones de aplicación de los herbicidas. Aparentemente, los fabricantes no están obligados a publicar fórmulas exactas. El RoundUp utilizado en Colombia era más concentrado y se aplicó en dosis mayores que las recomendadas en las etiquetas del fabricante. Al menos hasta alrededor de 2004, la mezcla contenía típicamente 41 % de glifosato, 14 % de surficante y 44,5 % de agua. En los EE. UU., la concentración de glifosato es del 1,6 % al 7 %.
Los surfactantes ayudan en un clima tropical húmedo a esparcir el químico en las plantas de manera uniforme y aumentar la toxicidad. Se piensa que los tensioactivos utilizados eran polioxietilenamina (POEA) o Cosmo-Flux 411-F, fabricados por la empresa colombiana Cosmoagro. Particularmente estos tensioactivos aumentan enormemente la toxicidad. Para uso agrícola, Monsanto recomienda equipo de protección, tanto ropa como máscaras. Las propias etiquetas de Monsanto advierten contra la aplicación del herbicida para evitar “que entre en contacto con los trabajadores u otras personas, ya sea directamente o por corrientes de aire". La etiqueta también pide a los agricultores que retiren el ganado antes de la fumigación, que esperen de dos a ocho semanas para cosechar los cultivos, y otras advertencia. Estas fumigaciones, que típicamente se realizan desde cien pies de altura más o menos, es un problema constante debido a las corrientes de aire, y las poblaciones nunca reciben aviso previo. La aplicación de RoundUp no afectó sustancialmente el suministro de cocaína a largo plazo. ¡Sin embargo, eso no fue por falta de acción! El financiamiento estadounidense para la fumigación aérea ascendió a $66 millones de dólares en 2008. Y continuaron los años de fumigación constante. El cultivo de coca disminuyó inicialmente de 2001 a 2003, pero luego aumentó hasta 2007 a medida que se expandía la erradicación. En los últimos años se han visto niveles récord de cosecha. Los rendimientos han mejorado. Los cultivadores de coca también han aprendido a esconder las hojas, a lavarlas de manera efectiva justo después de la fumigación, a podar los cultivos y a mudarse a nuevas áreas en un proceso llamado “triple deforestación”. Aun así, la erradicación fue posible, pero a un costo asombroso para los contribuyentes de los Estados Unidos. Un estudio realizado por dos economistas de la Universidad de los Andes sugirió que extraer 1Kg de cocaína de los mercados minoristas le costaría a EE. UU. aproximadamente $940.000 dólares. La Oficina General de Contabilidad de EE. UU., en un mordaz informe de ochenta páginas publicado en 2018, sugirió que la interdicción por vía marítima, en lugar de los intentos de erradicación aérea, podría haber tenido un impacto más efectivo en el suministro de cocaína. Nadie prestó atención Miles de colombianos se han quejado formalmente de las fumigaciones aéreas con RoundUp. El rechazo sistemático de los reclamos de compensación de las comunidades rurales exige un cuestionamiento. El aparato investigativo ha generado opacidad y arbitrariedad. Casi nadie en áreas remotas ha podido cumplir con las exigencias de las pruebas. Un problema integral es que la agencia del gobierno colombiano, que en el pasado tramitó las denuncias, es la misma agencia encargada de la fumigación. Esto deberá cambiar eventualmente si se implementa una comisión de ""verdad y reconciliación" donde participen todas las partes involucradas en las diversas luchas armadas. Los agricultores necesitan reparar y transformar sus vidas y tierras degradadas químicamente. Los más comúnmente reportados efectos en la salud humana causados por la fumigación aérea fueron fiebre, llanto incontrolable en los niños, irritación ocular de leve a grave, irritación gastrointestinal, irritación cutánea y bronquial, inflamación testicular y mareos. La exposición al glifosato antes de la concepción se correlaciona con abortos espontáneos durante el primer trimestre del embarazo. Los críticos de este artículo argumentarán que el campo colombiano se caracteriza por problemas endémicos nutricionales y de salud, típicos de la vida rural por la falta de acceso a atención médica regular. Es cierto, por supuesto, que los colombianos que viven en estas áreas ya sufren de mayor mortalidad, desnutrición y pobreza. Sin embargo, cualquier análisis razonable debe reconocer que la destrucción de cultivos de subsistencia como la mandioca, el banano, la palma, la caña de azúcar y el maíz, además de los arroyos, ríos y lagos envenenados con sus poblaciones de peces autóctonos, exacerba todos los desafíos de la vida rural en un país pobre.
Pero la compensación a los cientos de miles de colombianos afectados ha sido casi nula, según todas las fuentes que pude encontrar. A nivel del individuo expuesto a la fumigación aérea, el peor daño de la exposición crónica solo se puede ver después de un largo período de tiempo, a menudo años o incluso décadas. Monsanto se ha quejado durante mucho tiempo de la falta de estudios epidemiológicos para las poblaciones que se ven perjudicadas por la exposición al RoundUp. El Gobierno de los Estados Unidos y Monsanto (ahora Bayer) deberían financiar esas evaluaciones en Colombia. Aunque el glifosato no se acumula en el cuerpo, hay muchas razones para creer que los efectos son graves. Un estudio de la Universidad de Washington de 2018 encontró que los trabajadores agrícolas expuestos regularmente a RoundUp tenían un 40 % más de probabilidades de desarrollar linfoma non-Hodgkin (LNH). El LNH es un tipo de cáncer que se desarrolla en el sistema linfático y hace que los tumores crezcan a partir de los linfocitos, un tipo de glóbulo blanco. Se puede propagar a las amígdalas, el bazo y la médula ósea. A principios de este año, los principales científicos del gobierno de EE. UU. publicaron en el Journal of the National Cancer Institute que, en 2.000 muestras de orina, los altos niveles de glifosato promueven el "estrés oxidativo"; en otras palabras, los cánceres hematológicos como el linfoma, el mieloma y la leucemia. Existe un cuerpo cada vez mayor de evidencia científica de las consecuencias insidiosas de las continuas aplicaciones masivas de RoundUp. Durante años, Monsanto obtuvo ganancias de la fumigación aérea en Colombia haciendo la vista gorda ante las enfermedades crónicas resultantes del RoundUp. Una nueva investigación está demostrando que los efectos directos del RoundUp en los humanos son nefastos, ya que el glifosato daña los microorganismos intestinales que nuestro cuerpo usa para sintetizar los aminoácidos que construyen las proteínas del cuerpo. Esto afecta todo, desde las funciones hepáticas y renales hasta la fertilidad y la autoinmunidad Bayer ya no puede camuflar la delincuencia con ciencia barata. El mundo espera una valoración honesta de todos los aspectos de la fallida política de fumigación aérea. En pocas palabras: la fumigación no ha hecho casi nada para disuadir a las personas que viven en los territorios no gobernados de Colombia de cultivar coca. Ha difundido la producción en otros lugares por el “efecto balón”, incluso en los países vecinos. La guerra química ha expandido la deforestación a importantes locales críticos de biodiversidad en la cuenca del Amazonas. En ese esfuerzo, los EE. UU. y las corporaciones estadounidenses como Monsanto han hecho un gran daño a cientos de miles de ciudadanos colombianos.
La seguridad alimentaria y las alternativas a la vida de subsistencia en Colombia son áreas en las que el gobierno de los EE. UU. debería haber prestado atención tanto con fondos como con conocimientos. En cambio, la fumigación aérea equivocada con RoundUp mostró una gran impunidad y ha producido una tragedia humana incalculable. No es demasiado tarde para la rendición de cuentas.
¿Crimen revisado y sin castigo? La lucrativa impunidad de la fumigación con hoja de coca de Monsanto en Colombia
¿Cuánto dinero debería pagarle Monsanto a Colombia? Un gobierno debería poner la demanda en nombre de la gente y el agua de nuestro país.
Gustavo Petro - 14 de mayo de 2019
En el gobierno nuevo no habrá una sola gota de glisofato que se arroje sobre las tierras de nuestra patria. Gustavo Petro - 14 de abril de 2021
El ex-alcalde de Bogotá y luego congresista, Gustavo Petro, fue elegido presidente de Colombia en junio de 2022. Como resultado, el país finalmente está a salvo de las políticas patrocinadas por el gobierno de los EE. UU. de inundar el país con el herbicida RoundUp (glifosato) por fumigación vía aérea para eliminar las plantas de coca. Colombia sigue siendo el único país del mundo que ha permitido este tipo de fumigación de cultivos para la producción de drogas.
El antecesor inmediato del presidente Petro, Iván Duque, había pedido la reanudación de lo que razonablemente debe llamarse guerra química. De hecho, en los últimos dos años, Colombia ha enfrentado una creciente presión de los Estados Unidos para reiniciar la fumigación aérea. Uno tras otro, embajadores de los Estados Unidos han declarado que la suspensión de la fumigación aérea pondría en peligro la ayuda y los préstamos al país. “Van a tener que fumigar”, le dijo el expresidente estadounidense Donald Trump al expresidente Duque en la Casa Blanca el 2 de marzo de 2020. Luego, en 2021, un alto funcionario estadounidense comentó que la reanudación de las fumigaciones aéreas en Colombia sería "muy bienvenida". Debido a la necesidad de Colombia de apoyo contra insurgentes y paramilitares poderosos y fuertemente armados en una guerra civil de décadas, el país ha sido vulnerable a prácticamente toda demanda de política impuesta por el gobierno de los Estados Unidos. Siguiendo la despiadada política “guerra contra las drogas”, el gobierno del país del norte ha gastado miles de millones de dólares en Colombia, no solo en RoundUp sino también en pilotos y mecánicos contratistas, helicópteros de escolta policial, combustible, equipos de búsqueda y rescate y otros costos relacionados con la fumigación. La política fracasó en reducir la producción de hoja de coca y la tragedia humana sufrida por los ciudadanos colombianos. Antecedentes: Colombia ha sido durante muchos años el mayor productor mundial de cocaína. Los grupos armados de guerrilleros insurgentes y contrainsurgentes se han financiado en gran medida con las ganancias obtenidas de la industria ilegal de narcóticos. Los centros de producción de coca han estado en áreas de la costa del Pacífico en general lejos de la presencia del gobierno nacional, por ejemplo, los estados fronterizos de Putumayo, Cauca y Nariño. La hoja de coca es la primera etapa en la relativamente simple producción de cocaína. Las hojas se rocían con cemento, luego se pulverizan y se sumergen durante horas en barriles de queroseno y agua. El cemento, que es alcalino, permite extraer el alcaloide de la cocaína presente en la hoja en el queroseno.
Luego la mezcla se pone en baldes donde gradualmente se agregan ácido sulfúrico y bicarbonato de sodio. El resultado dañino para el medio ambiente es una escoria que se seca, conocida como base de coca, y que contiene aproximadamente un 50% de cocaína. Para los agricultores pobres, es un cultivo comercial fácil que les ayuda a sobrevivir. Eso, sin embargo, está lejos del final de la historia. El gobierno de los Estados Unidos y Monsanto (ahora Bayer), el principal proveedor de RoundUp, deben rendir cuentas por el daño infligido durante más de dos décadas a la salud humana y por el ecocidio general en el territorio de una nación soberana. RoundUp es un herbicida no selectivo de amplio espectro que las hojas absorben, matando lentamente la planta al inhibir la producción de aminoácidos esenciales. A partir de 1999, los pilotos contratistas estadounidenses y la policía colombiana echaron grandes dosis de Roundup, en una mezcla de glifosato y surficantes, sobre 4.420.000 acres de territorio colombiano (1.790.000 hectáreas, un área más grande que Connecticut y más pequeña que Nueva Jersey), afectando a miles de campesinos colombianos con un brebaje de brujas que tanto el gobierno de los Estados Unidos como Monsanto afirmaron—falsamente—ser inofensivo para la salud humana. Finalmente, a raíz de iniciales preocupaciones sobre la salud, la fumigación aérea se redujo en 2015 cuando la Organización Mundial de la Salud reclasificó el glifosato como un "probable carcinógeno" para humanos. Sin embargo, no fue sino hasta finales de 2015 que la policía antinarcóticos de Colombia agotó las reservas de glifosato existentes.
Al leer los documentos de las demandas sobre la exposición al glifosato que afirman que el herbicida es cancerígeno, todos presentados en los EE. UU. por ciudadanos estadounidenses, es notablemente fácil apreciar las campañas de relaciones públicas desmesuradas de Monsanto para minimizar la percepción del público de los efectos negativos en la salud y distorsionar la información científicamente probada a través de artículos de falsos autores en revistas de ciencias. Los propios documentos internos de Monsanto, hechos públicos por Baum, Hedlund, Aristel & Goldman—la firma de abogados que representó al jardinero de una escuela de California, en la primera demanda importante contra Monsanto—dejan en claro que Monsanto ocultó el posible daño de RoundUp a la salud humana durante años. El objetivo aparente de la empresa era manipular el proceso regulatorio para poder seguir vendiendo un producto que, según la propia investigación de la firma, podría ser peligroso. Las relaciones demasiado estrechas de la compañía con los reguladores de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) todavía son francamente chocantes. Sus maniobras tuvieron éxito en asegurar que las decisiones de la EPA hicieran que el Departamento de Estado pudiera certificar ante el Congreso que RoundUp no representaba un "riesgo irrazonable para la salud de los humanos". Un jurado de California otorgó $289 millones al jardinero Dewayne "Lee" Johnson, quien afirmó que el RoundUp le causó cáncer. Posteriormente, la indemnización se redujo a 78.5 millones de dólares, pero fue solo el comienzo de una avalancha de demandas en EE. UU. contra Monsanto. Las comunicaciones internas de Monsanto, a las que se hace referencia en el litigio y publicadas como The Monsanto Papers, verifican que aproximadamente el 10% de las ganancias de la compañía, aproximadamente $ un mil millones de dólares en 2008, provinieron de las ventas de Roundup. ¡El nuevo propietario de Monsanto, Bayer, necesitará los ingresos! Más de 4.000 demandas por lesiones personales y muerte por negligencia afirman que RoundUp causó el linfoma non- Hodgkin. Este verano, la mayoría de esas demandas todavía estaban abiertas en los tribunales federales de varios distritos de California. El Departamento de Estado de los EE. UU. afirmó durante años que las campañas de fumigación de “erradicación de cultivos” con RoundUp no estaban dañando a los ciudadanos colombianos, pero se negó a proporcionar información sobre los ingredientes, las concentraciones o las condiciones de aplicación de los herbicidas. Aparentemente, los fabricantes no están obligados a publicar fórmulas exactas. El RoundUp utilizado en Colombia era más concentrado y se aplicó en dosis mayores que las recomendadas en las etiquetas del fabricante. Al menos hasta alrededor de 2004, la mezcla contenía típicamente 41 % de glifosato, 14 % de surficante y 44,5 % de agua. En los EE. UU., la concentración de glifosato es del 1,6 % al 7 %.
Los surfactantes ayudan en un clima tropical húmedo a esparcir el químico en las plantas de manera uniforme y aumentar la toxicidad. Se piensa que los tensioactivos utilizados eran polioxietilenamina (POEA) o Cosmo-Flux 411-F, fabricados por la empresa colombiana Cosmoagro. Particularmente estos tensioactivos aumentan enormemente la toxicidad. Para uso agrícola, Monsanto recomienda equipo de protección, tanto ropa como máscaras. Las propias etiquetas de Monsanto advierten contra la aplicación del herbicida para evitar “que entre en contacto con los trabajadores u otras personas, ya sea directamente o por corrientes de aire". La etiqueta también pide a los agricultores que retiren el ganado antes de la fumigación, que esperen de dos a ocho semanas para cosechar los cultivos, y otras advertencia. Estas fumigaciones, que típicamente se realizan desde cien pies de altura más o menos, es un problema constante debido a las corrientes de aire, y las poblaciones nunca reciben aviso previo. La aplicación de RoundUp no afectó sustancialmente el suministro de cocaína a largo plazo. ¡Sin embargo, eso no fue por falta de acción! El financiamiento estadounidense para la fumigación aérea ascendió a $66 millones de dólares en 2008. Y continuaron los años de fumigación constante. El cultivo de coca disminuyó inicialmente de 2001 a 2003, pero luego aumentó hasta 2007 a medida que se expandía la erradicación. En los últimos años se han visto niveles récord de cosecha.
Popayán, noviembre de 2023
Señora Juez
ADRIANA PAOLA ARBOLEDA CAMPO
E.S.D.
REF: Solicitud de Celeridad.
Acción de Grupo No. 19001333100420100046600
Accionante: José Herney Ruiz y otros
Accionado; La Nación- Mindefensa y otros
En nuestra condición de accionantes en el proceso de la Referencia, por medio del presente
escrito nos permitimos presentarle una respetuosa solicitud de celeridad y justicia para que
nuestra acción de grupo sea resuelta de manera pronta y eficaz y se atienda nuestra condición
como Sujetos de Protección Especial por parte del Estado que además requerimos Enfoque
Diferenciado para que al momento de proferir sentencia se tengan en cuenta nuestras
condiciones de extrema vulnerabilidad y olvido estatal en un país pobre y sumido en un
conflicto armado interno durante décadas que tomo como escenario nuestros territorios.
Así mismo para que se tenga en cuenta que esta nefasta práctica de las fumigaciones con
glifosato, encuadra en lo que se ha denominado Ecocidio, lo que a la postre la convertiría en un
Arma Química, e incluso ha sido calificada como un Crimen de Guerra ante la Comisión IDH.
Estas fumigaciones trajeron además de enfermedades físicas y psicológicas, graves
afectaciones en la Seguridad Alimentaria, causando Hambre, aumentaron la Pobreza,
generaron grandes Desplazamientos y la ruptura de estructuras sociales y familiares, entre
muchos otros daños. Evidentemente las Fumigaciones se constituyen en una Actividad
Peligrosa con su consecuente inversión de la carga probatoria y que por su naturaleza requiere
la aplicación del Bloque de Constitucionalidad.
Es preciso además que se aborde este caso con un Enfoque de Género, con énfasis en la
mujer como soporte estructural social y familiar, con una estrecha relación con los
ecosistemas afectados y quienes han debido acoger a los hijos de los muertos en esta guerra,
son muchas las madres que como cabeza de familia han sufrido con mayor intensidad todos
estos daños, incluyendo niños y ancianos altamente vulnerables. Todo lo anterior arropado por
un Racismo Estructural, Discriminación y Exclusión de las comunidades afectadas como una
política de Estado reiterativa, en donde primero nos llueven balas y luego veneno, lo que ha
generado unos daños invaluables que es hora de empezar a reparar e indemnizar.
SINDICATO DE TRABAJADORES Y PRODUCTORES
AGROAMBIENTALES DEL MACIZO COLOMBIANO
CENTRAL UNITARIA DE TRABAJADORES
DE COLOMBIA
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En este sentido, le rogamos tenga en cuenta que por intermedio de nuestro apoderado
German Ospina Muñoz, logramos construir, con muchísimo esfuerzo, unas pruebas de los
daños y su valoración, las cuales entre otras muchas más, se realizaron por un grupo
interdisciplinario de expertos de primer nivel, en el terreno, con nuestra activa participación e
intervención a través de los Consejos Comunitarios y organizaciones de base comunitaria y
acompañados por las diferentes organizaciones no gubernamentales, Juntas de Acción
Comunal y autoridades municipales lo cual es garantía de su idoneidad y sus resultados.
Sumado a esto tenemos la prueba ordenada por su Despacho para el Peritaje Oficial, el cual
fue asignado a la Universidad del Cauca, y que fue posible realizar, en el terreno, con el pleno
acompañamiento de las comunidades, en coordinación con organizaciones de base y
organizaciones expertas en valoraciones internacionales y nacionales de primer nivel,
realizada en parte, con apoyo económico de la Defensoría del Pueblo, quien luego de estudio
integral del caso decidió que tenía la solidez jurídica y probatoria para respaldarlo.
Por otro lado, tenemos el respaldo obtenido por su Despacho de parte del Consejo Superior de
la Judicatura para que le brindaran condiciones de apoyo para poder proferir de prontamente
sentencia, dado el volumen y complejidad de este caso, respaldo que fue autorizado, el cual
además de ser muy merecido, nos permite abrigar la esperanza que este será eficazmente
utilizado por el Despacho para resolver de manera pronta y sin más demoras nuestro caso y
proferir sentencia.
Dada la relevancia para el presente caso, adjunto a la presente nos permitimos anexar el
ensayo realizado por el Sr. T. Nelson Thompson (Ph.D.) recientemente jubilado como asesor
ambiental y de energía del gobierno de los Estados Unidos titulado:
“Crimen sin Castigo? La
lucrativa impunidad de la fumigación de la hoja de coca de Monsanto en Colombia
”
.
”
En razón de lo anterior, los días 9 y 10 de noviembre del 2023 estaremos realizando una
“Gran
Movilización de las Comunidades Campesinas y Negras Víctimas de las Fumigaciones con
Glifosato
”
, como muestra del respaldo decidido y pacifico a la labor que realiza nuestro
abogado en la presente acción de grupo en la defensa de nuestro derechos, para que por favor
tengan en cuenta los argumentos y las pruebas que con tanto esmero hemos construido en
este proceso.
Creemos y respaldamos la Justica y tenemos plena Fe de que esta prevalecerá.
cc. Procuraduría General de la Nación, Defensoría del Pueblo, Consejo Superior de la
Judicatura.
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